Hoy me perdería en Escocia, ¿sabes?
Y la haría mía.
Me sentaría en un bar a tomarme un whisky hasta olvidarme de mi nombre (pero no del tuyo), y escuchar historias increíbles que a lo mejor serían mentira, pero que me creería igual.
Incluso sería pelirroja.
Me perdería aposta en algún lugar entre Glasgow y Edimburgo, simplemente para que volvieras a encontarme.
Porque no sé como lo haces pero siempre, siempre, consigues pillarme al vuelo.
Por muy frustrante que sea eso.
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