25.10.10

Hawk Blackthorne perdió el valor hace mucho tiempo

-No pienso volver.

-No esperaba que lo hicieras.

La miré, no no, más bien la observé, y seguramente, después de meses de estar allí abajo con ella, era la primera vez que lo hacía de verdad. Y me sorprendí, porque… era mucho más pequeña de lo que parecía, mucho más frágil y mucho más fuerte a la vez, porque mi cara ya se había resentido de uno de aquellos pequeños puños y lo sabía por experiencia.

Cilla era una contradicción andante, un sinsentido. Sin dobleces. Genuinamente auténtica. Era más real que cualquier persona que hubiera conocido antes.

Y llevaba un cartel que ponía “soy una buena persona, aprovéchate de mí” pegado en la frente, para que sinvergüenzas como yo se sintieran condenadamente culpables.

-Sabes que si me sueltas se te va a caer el pelo, ¿verdad?

Se encogió de hombros. La muy tonta. Dios, ¿cómo había dejado que esa ameba de ojos violetas me capturara? ¿A dónde había ido a parar mi dignidad? Y Mad Hawk, esa parte de mi cerebro con la que me había batido al ajedrez, se rió y me dijo: “Tú nunca has tenido dignidad, tío”.

Y a lo mejor era cierto, pero lograba recompensarlo con mi belleza y encanto. Y con unas manos rápidas que eran el terror de los joyeros y los ricachones de la ciudad. Aparte de ser un asesino confeso, claro.

-¿Estás segura de esto?

Cilla dejó la revista a un lado y sonrió de medio lado, como si fuera ella la lista de la pareja, la que tenía el as en la manga y un chaleco antibalas por si las moscas. Parecía que todo le resbalara, y esa extraña seguridad en sí misma en la que antes no me había fijado hizo que me pusiera de los nervios.

-Bastante segura. No eres un buen público para mis canciones, esperaba algo más del gran Hawk, la verdad. Algo como un mínimo de buen gusto musical, pero seguro que te gusta la música electrónica. Así que vete, estoy desperdiciando mi talento contigo.

-Pero… ¿qué coño estás diciendo? Gusto musical es lo que te voy a dar yo a ti.

-No seas malhablado.

Se me estaban hinchando las narices, ¿es que no había ni una pizca de sentido común en esa cabeza hueca?

-Seré todo lo malhablado que me dé la gana.

Volvió a coger la revista y a ojearla detenidamente, ignorándome. A mí. Ver para creer.
Logró permanecer unos cuatro minutos en silencio, calculé.

-Sé que no lo hiciste. No pudiste hacerlo.

Joder, ¿y ahora por dónde iba?

-¿El qué?

Levantó los ojos y me ensartó con ellos. Yo dentro de la celda y ella al otro lado, con la puerta abierta de par en par que me incitaba a salir corriendo, y sus ojos en los que no podía leer nada mirándome. Con una honestidad que me quemaba, una sinceridad descarnada.
A un mundo de distancia.

-Matar a toda esa gente. A mi padre, a la señora Jones, a los Allen… No pudiste hacerlo.

En ese momento algo raro le pasó a mi estómago, como si se hubiera convertido en piedra y me hundiera poco a poco en el suelo, con su propia ley de la gravedad. Sentía como si pesara una tonelada y no pudiera moverme.
No podía quitarme esa mentira, porque era lo único que me quedaba. No tenía ningún derecho.

-Claro que fui yo, Cilla.

-No.

Le di un puñetazo a la pared, sorprendiéndome a mi mismo, y creo que me rompí la mano, que de repente estaba llena de sangre y goteando, encharcando el suelo.

-Sí.

Me quedé frío. No sentía nada, a parte del horroroso dolor de la mano, hasta que sus manos frías me levantaron el brazo y me limpió la sangre con un pañuelo que no sé de donde había salido, pero que reconocí como mío. Con mucha delicadeza, como si fuera a romperme o a volver a pegarle a la pared. Me aparté de ella de un empujón.

-Lo siento, pero no fuiste tú.

-Te he dicho que sí. Así que tranquila, no me iré a ningún sitio. Vuelve a cerrar la puerta y vete.

Pero no se movió.

-No pudiste hacerlo porque Hawk Blackthorne perdió el valor hace mucho tiempo. Y aunque no lo creas tiene un corazón demasiado blandengue para hacer esa masacre y no tener miedo de ensuciarse la ropa de sangre en el proceso. No hueles a sangre, Hawk.

Recordé el callejón encharcado de líquido rojo, los cuerpos mutilados, los ojos vacíos mirándome, los gritos que se reflejaban en sus caras cubiertas de pánico… Todo. Y era demasiado para una sola persona.

-No llores.

Parpadeé y me encontré a Cilla toqueteándome la mejilla.

-Yo no lloro. Los hombres no lloran.

-Entonces te cae agua de los ojos.

Me apoyé contra la pared y noté el cansancio agazapado detrás de mí.

-Tengo sueño.

Cilla asintió y se sentó a mi lado.

-Te cantaré.

Gruñí y, en un acto de debilidad que solo me permitiría durante aquella noche, me deslicé sobre su regazo y apoyé allí la cabeza.

-Aún no me has dicho el nombre que te robaron.

-Sí que te lo dije, idiota, pero estabas demasiado dormido para escucharlo.

-Vuélvemelo a decir, y no llames idiotas a tus mayores.

Estuvo callada tanto tiempo que casi pensé que no iba a responder, pero claro, era Cilla, y no hacía falta más explicación que esa.

-Norte. Me llamaba Norte, pero creo que ahora soy Cilla.

Y comenzó a tararear para que me durmiera.



Le he cambiado el nombre que le robaron a Cilla, este le pega más.

5 comentarios:

  1. Pensando que Cilla suena fantásticamente bien, y que ya es un poco como su nombre.

    Hawk es un idiota, pero me encanta :D

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  2. *Sigo pensando. Que me como palabras porque están ricas, ricas

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  3. Cilla suena MUY MUY bien (:! A mi me encanta, y Hawk es genial *.*
    Sigo leyendo!

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  4. No era Hermione el nombre? Oh bueno... Naorte suena bien, me gusta.

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  5. La verdad es que me gusta mucho Norte para Cilla ^^

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