27.8.11

Harley, pero no Davidson

Es una verdad mundialmente conocida que nada más subir al coche te paras un minuto para escuchar qué música está sonando en ese momento en la radio, asentir si te gusta la canción, y tamborilear con los dedos en el volante siguiendo el ritmo. Podemos decir que en nuestro caso, Delaware era la excepción a la regla, sin pretenderlo, porque no le funcionaba la radio y porque, en algún lugar entre Nashville y Knoxville, el CD se había quedado enganchado en una canción y se repetía una vez detrás de otra.

I’m gonna be (500 miles), de The Proclaimers. Podría haber sido peor.

También hay una regla no escrita que dice que si te encuentras con un polizón que se mete en tu coche sin pedir permiso, y que encima lleva un perro a cuestas, los dejas tirados en la primera cuneta que ves, sin mirar atrás y sin arrepentimientos.

Supongo que ya sabéis lo que viene ahora.

Cuando Delaware subió al coche, después de salir medio tambaleante del siguiente bar, de la siguiente ciudad, de la siguiente carretera, ni siquiera se fijó en los dos bultos que había en los asientos traseros de piel del cadillac.

Digamos que Delaware estaba medio trompa, o trompa entero.

Así que cuando intentó meter las llaves en el contacto, el coche se llenó de gruñidos y maldiciones, con vocales pastosas y erres exageradas. Ese fue el momento en el que uno de los bultos de detrás se movió, irritado, y alargando el brazo, le arrebató las llaves de un tirón al chico, que se quedó momentáneamente confundido, sin saber qué había pasado exactamente, mirándose la mano vacía con incredulidad y perplejidad.

Y aquí tenemos a nuestro segundo protagonista, ella, la chica. Normalmente siempre hay una en cada historia, y esta es la nuestra.

Harley.

-¿Quién eres tú?

La chica sonrió y le guiñó un ojo descaradamente.

-Soy tu nueva copiloto, y hasta que se te pase la borrachera, conduciré yo.

Delaware la miró fijamente. Estupefacto, anonadado, perplejo, y algunos cuantos adjetivos más.

-¿Cómo has entrado aquí?

-Magia. ¿No has leído Harry Potter, amigo?

(Aclaración: Para que todos lo sepáis, Delaware sí que había leído Harry Potter, si no, ¿qué clase de protagonista sería este?)

-Baja. Ahora. Mismo.

La chica sacudió su rubia melena, mientras susurraba por lo bajo:

-No me podía haber tocado el típico borracho simpático, no.

Así que se armó con todas sus armas de mujer y sonrió, haciendo chispear sus enormes ojos grises de mujer fatal.

-¿Qué tal si hacemos un trato, amigo?

Antes de que Delaware pudiera abrir la boca para soltar una maldición, Harley se adelantó.

-No te pongas difícil. Llévame hasta la próxima ciudad, y te prometo que te entretendré, te contaré chistes, historias… Tengo mucha labia, en serio, conduciré cuando estés borracho, puedo hacer de secretaria, si quieres, o ir a por café. También sé poner gasolina. En definitiva, soy todo un chollo, amigo. Si me dejas escapar estarás perdiendo la oportunidad de tu vida.

(Aclaración: Harley no se callaba ni bajo del agua, aunque una vez al año se callaba para coger aire. Lo tenía comprobado.)

Algunos kilómetros más tarde, no muchos, Delaware se diría que había aceptado el trato porque la había visto desesperada, desesperadamente desesperada, más bien. Y también porque iba borracho y no sabía muy bien lo que hacía, ni donde se metía, y porque no quería tener un accidente con el coche…

Chorradas. A lo mejor fue por el brillo de una melena rubia y de unos chispeantes ojos grises en medio de una noche de borrachera. O por las armas de mujer. O porque en realidad no quería estar solo.

Quién sabe.

-Bien, hagamos las presentaciones, yo me llamo Harley, tengo 20 años, y mi color favorito es el verde. Y ese que está ahí detrás es mi perro, Refuerzo, no sé cuál es su color favorito, pero sé que le gusta revolverse en el barro y que es un canalla y un sinvergüenza. Seguro que os caeréis bien.

A partir de ese momento se la conocería por muchos nombres: Satanás, Belcebú, Polizón, Harley, Canadá…

Así que olvidemos por un momento que en realidad se llamaba Maggie.

5 comentarios:

  1. ¿Un perro llamado "REfuerzo"? ¡Cómo me recuerda a "VEronica Mars"! *o* Mi serie favorita.

    Chica lista y astuta, aprovecharse así de un pobre chico borracho. Mira el lado bueno, gracias a su intromisión el número de accidentes de tráfico no ha aumentado. ¿Qué hará o dirá Delaware cuando se le pase el efecto inhibidor del alcohol? Todo puede pasar en un coche con una desconocida y su perrito.

    ¡Muy buena historia! It's cool!

    ResponderEliminar
  2. hmmmmm, que buena pinta tiene esta historia, me gusta, me gusta, esa chica va a terminar con esa estúpida canción y va a poner a ese hombre su mundo patas arriba.
    Espero más, ¿eh?

    ResponderEliminar
  3. Te voy a decir una cosa: me encanta tu forma de narrar. Bueno, serán dos: me han matado los paréntesis y los detallitos en general. O ya que estoy puesta, tres: tus personajes son legendarios.

    Incluido el perro.

    ResponderEliminar
  4. Lo que más me gusta de esa historia es que siempre tiene como algún algo, aclaraciones o pequeñas cosas que te sacan una sonrisa y te animan a seguir leyendo.

    ResponderEliminar
  5. Pues mi favorito es el perro. Porque los perros molan.
    Luego los otros dos comparten el puesto de geniales a secas. Que no es mal puesto, ¿eh? No lo tiene cualquiera.

    ResponderEliminar