6.11.11

¡Quiero que me duela, maldita sea!


Chess lo pensó, justo en el momento en que la primera gota se deslizó por su garganta, imparable, y sin saber a nada, sin tener gusto a nada. ¿Debería saber a algo, no? No era justo que algo que iba a dejarla sin Palabras no tuviera sabor. En su opinión, debería quemar, debería escocer, debería atragantar, y no deslizarse tranquilamente por su garganta como si fuera agua.

Eso no era justo, no era justo para nada. Debería saber a absenta, maldita sea. ¡Debería ser un momento memorable, quería su momento épico, joder, se lo merecía! El momento en el que ella, Chess Shire, iba a perder todas sus Palabras, todas sus valiosas y queridas Palabras. Y debería pasar a la Historia.

Debería doler.

4 comentarios:

  1. Porque si las cosas dolorosas no duelen, ¿qué va a ser de nosotros? (Y es que Chess se merece su momento épico porque tiene nombre de Gran Historia.)

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  2. Hmm... Pues tal vez Chess pase a la historia. Tal vez no por quedarse sin palabras y porque debería, al menos, desgarrársele la garganta. Sino porque a lo mejor pelea por recuperarlas. ¡Quién sabe!

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  3. El cazador de palabras al ataque. Frankie, maldito sea él. ¿Para qué las quiere? ô.ó
    Chess Shire pasará a la historia, seguro. Y seguro que también dolerá, en algún momento. Y sabrá a absenta. O a algo peor. Y será grande. (¿Va a contar con Teddy?)

    Saludos ;)

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  4. Si no duele, no sirve, ¿cierto? Debería quemarle la garganta y dejársela resentida como si fuera un sacrificio.

    Saludos :)

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