16.11.12

Granuja, canalla, filibustero, tuercebotas...


Tuercas tiene en su habitación una hucha en la que pone cierta cantidad de dinero cada vez que suelta un taco, así que, por el bien de su escasa economía, podríamos llamarla incluso Economía de Guerra, ha aprendido a diferenciar los Pequeños Insultos de los Grandes Insultos a fuerza de necesidad e ingenio.

Los Pequeños Insultos son, a grandes rasgos, leves exclamaciones tales como ¡joder!, ¡mierda! Que tienen más el propósito de ser el punto y final de una conversación, o de ser una valoración y observación justa y merecida de un suceso, casi como una opinión personal, más que una increpación propiamente dicha. Los Pequeños Insultos son esos que provocan en las Madres un ligero fruncimiento de labios, una mueca de desagrado, un ligerísimo brillo de Peligro.

(Tuercas abusa de las palabras que empiezan por mayúscula porque es así de chula.)

Por otra parte los Grandes Insultos son esas palabras que no te caben en la boca, que saben a rabia, que se justifican con un tenía que decirlo. De hecho, Tuercas ha hecho una lista ordenada alfabéticamente de los Grandes Insultos (incluso se ha tomado la molestia de plastificarla), los que casi se merecen una ovación y un bol de palomitas, un palacio de la música, una sala de cine.

Helos aquí:


Alcornoque.
Aprendiz de dictador de la nuez de coco.
Atila de guardarropía.
Bandido.
Bribón.
Calabacín diplomado.
Canalla.
Ceporro.
Cochino.
Cretino de los Alpes/Balcanes.
Cyrano de cuatro patas.
Embustero.
Extracto de hidrocarburo.
Filibustero.
Gamberro.
Granuja.
Grumetillo del diablo.
Iconoclasta.
Inca de carnaval.
Infame.
Logaritmo.
Majadero.
Malandrín.
Mameluco.
Mercantilista.
Mussolini de carnaval.
Ostrogodo.
Palurdo de los Cárpatos.
Papanatas.
Pirata del cielo.
Sietemesino son salsa Tártara.
Terrorista.
Tuercebotas.
Zopenco.


El único problema que Tuercas le veía a los Grandes Insultos es que la gran mayoría de ellos podían utilizarse, a su vez, como los mejores piropos que uno pudiese desear y fabricar, y eso incurría, en su opinión, en la injusticia y la ilegalidad.

Así que cuando le dijo a Hackett aquel miserable:

-Atractivo hijodeputa. (You are a sexy bastard.)

Tuercas no supo si tendría que volver a poner dinero en la hucha, o si se merecía un beso.
  

3 comentarios:

  1. Madre mía, que maravilla de texto. Creo que hacía mucho que no leía nada así, tan original y tan fresco. Me dejas con una sonrisa grande y muchas ganas de seguir conociendo a este personaje.


    (Creo que me enamoraría perdidamente de quien me llamara Extracto de Hidrocarburo)

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  2. Ay, canalla... (el reto de mañana debería ser un insulto-piropo genialoso!). Esta lista me la guardo para ocasiones de esas, en las que haya que desconcertar (al enemigo o al chulazo a secuestrar, tanto da). (Y dejo constar que soy fan, desde tiempo inmemoriales, de esas huchas!). Me quedo con ostrogodo, papanatas y filibustero. (Y para mí que se merecía un beso). Dejo el comentario así (¿qué quieres que te diga que no te haya dicho ya?). Un beso ;3

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  3. Un beso. Se merecía un beso. Un insulto así se merece hasta un buen revolcón.

    (Ay, rubia, lo que hacía que no leía algo tuyo y no sé por qué, porque me encanta hacerlo. Y lo que hacía que no te llamaba rubia y lo que me encanta hacerlo, también)

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