28.2.13

Bambalinas

Se abre el telón y...

Una idea forcejeó de manera decidida por abrirse paso en su cabeza a codazo limpio, y Salem apreciaba en lo más hondo las ideas que se colaban en la primera plana de sus pensamientos de manera sucia y rastrera porque eran las típicas ideas capaces de arrancarla del meridiano del Aburrimiento, que estaba a dos días de ¿Y por qué no...?, pregunta que solía terminar en ilegalidades varias y en métodos de delinquir novedosos. Lo que siempre abría la posibilidad de terminar entre rejas.

Esas ideas que coqueteaban con el desastre y jugaban al parchís con el misterio, que para decirlas en voz alta tenías que pintarte los labios de color rojo ayquesemesaleunpecho. Oh, sí, esas ideas que eran la sal de la vida. Esas ideas que en realidad eran Malas Ideas.

Llevas demasiado tiempo entre bambalinas, Salem, es el momento de someter a pisotones el escenario de la vida. No me diréis que como idea peregrina no tenía gancho, que tenía su aquel, que sabía venderse mejor que una maquinilla de afeitar por un hombre semidesnudo.

Y caló hondo. Por supuesto. Hasta los huesos, incluso alquiló un piso de dos habitaciones y un cuarto de baño en ellos.

-¡IGOR!

-¿Sí, maestra Salem?

La respuesta gravitó hacia ella desde un punto del salón que hasta el momento había pensado que se encontraba vacío.

-Ya te he dicho muchas veces que me llames por mi verdadero nombre: Maestra.

-Por supuesto, maestra Salem.

Decidió no insistir porque sabía por experiencia propia que hacer entrar en razón a Igor era más inútil que tirarle piedras al sol y luego no esperar que, en el camino de bajada, la piedra no impactara contra tu cabeza.

-No me prepares la cena, esta noche salgo.

-Si, mi señora maestra Salem.

Cuando escuchó cómo se cerraba la puerta Igor pensó que el próximo trabajo que tendría sería en un lugar en el que los monstruos tuvieran la decencia de parecerlo.


... El espectáculo debe continuar.

2 comentarios: