La nave industrial que, según el Ayuntamiento, se ubicaba al
lado de la calle Falsa, junto al Polígono Ficticio, en el Puerto Incorrecto de
la Ciudad Embustera, para mayor aclaración la mayor ciudad del Estado
Mentiroso, estaba totalmente vacía a excepción del polvo que llevaba
acumulándose allí desde antes de que la Verdad hubiera tenido tiempo de ponerse
las botas, y cuando la Mentira ya había corrido seis veces alrededor del mundo.
Os preguntaréis cuánto tiempo era ese exactamente. En
palabras simples, era mucho, mucho tiempo. Muchos años, muchos más meses,
muchísimos más segundos.
El único lo suficientemente valiente, en apariencia, para
hacerle compañía al polvo, que todavía no había tenido tiempo de aposentarse
sobre las huellas recientemente dejadas por algún colectivo anónimo, fraudulento
y chapucero, era un individuo que respondía al nombre de Archie. ¿Cómo había
llegado Archie a la nave industrial de Puerto Incorrecto? Era un misterio.
Y entonces apareció ella. Por la puerta, claro. Llevaba la
palabra Peligro escrita en las pestañas, la idea de Aventura escondida en el
mohín de sus labios pintados de un rojo ridículo e imposible, y la épica de un
viejo cantar brillando en sus ojos negros de corista de Las Vegas.
Se acercó a la silla en la que Archie, nuestro joven y
atractivo protagonista, estaba atado de pies y manos, ejemplo sin mácula del
buen rehén, un portento en cuanto a prisioneros se refiere, a la espera de que
la princesa acuda a rescatarlo después de derrotar dos ejércitos y un dragón, y
a un guardia de seguridad que había tenido la mala suerte de ponerse a tiro de
sus tacones solo para mayores de dieciocho años.
-Mi nombre es Dinamita… Dina Dinamita.
-¿Es un nombre falso?
-No, es un nombre con encanto.
No hay nombre con más encanto que ese. Y si alguien lo conoce, que lo escriba aquí porque si no jamás lo creeré.
ResponderEliminarPor no hablar de Archie, nuestro guapo protagonista. Qién tuviera ese rehén, eh.
(Encanto es lo que tiene todo lo que escribes.)
Todo el minirelato es genial, pero el primer párrafo es... brutal
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