5.9.13

Bremen farfulló en algún idioma pagano capaz de ofender la sensibilidad de cualquier dios nuevo, viejo, azul o tomado prestado. Decir que estaba borracha era desaprovechar una ocasión estupenda de decir que estaba borracha como una cuba.

-Supongo que ese líquido transparente que hay en tu vaso es agua, como siempre.

-Supones mal, como siempre.

Rembrandt pudo comprobar de manera teórica y práctica, con preguntas tipo test y de desarrollar, que ese día Bremen no estaba de buenas, más bien estaba de malísimas y de peores.

-¿Quién ha tenido la desfachatez de tratarte bien hoy, querida?

Bremen hizo memoria mientras hacía esfuerzos infructuosos por no alargar la R de Rembrandt hasta el otro hemisferio, con el bañador puesto y preparado para darse un chapuzón en las Islas Malvinas. Y se dio cuenta de que todos sus encuentros, en especial el último, cuando la dejó en la cama con ella insultándole y exigiéndole que volviera y terminara lo que había empezado, tenían una característica bastante definitoria: la falta de sobriedad de ella.

Maldición.

-Rrrrrrrembrandt, ¿qué coño quieres de mí?

El chico sonrió como lo haría un criminal a punto de dar su gran golpe, como Johnny Depp con un nuevo guion de Tim Burton en las manos, como Aragorn con Andúril recién forjada en sus manos: cimbreante, victoriosa y desnuda.

-Ya sabes la respuesta, Bremen, te encanta escucharla, me la pides todos los días y sabes que me encanta decirla y me encanta que te duela.

Todo, el muy canalla lo quiere todo. Saquear y quedarse con todo el botín.

Rembrandt se acercó a su oreja y le susurró:

-Vamos, pequeña, dime, ¿quién te duele?

Eso, quién.

3 comentarios:

  1. Me enamoré de esta historia (adoro la ciudad de Bremen y me hace especial ilusión que un personaje se llame así) hace tiempo y ver que vuelves con más (e increíblemente mejor) me hace muy, muy feliz.

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  2. Hola, hola, hola, hola, hola, los echaba de menos hasta el punto de volverme loca y era cierto y hola, por qué. Más, joder, más. Mierda, mierda porque decir Rembrandt alargando la R suena demasiado seductor. Porque que alguien le duela a Bremen suena más seductor aún y, y, y... Mierda.

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  3. Te he encontrado entre los relatos de la antología de 'La guerra del Fin del Mundo' y la verdad, es que me ha encantado como escribes así que decidí curiosear por aquí.

    Y es que, me acabas de convencer para que me quede con: 'como Johnny Depp con un nuevo guion de Tim Burton en las manos, como Aragorn con Andúril recién forjada en sus manos: cimbreante, victoriosa y desnuda'
    Juntas a Jonny Depp, Tim Burton, Aragorn y Tolkien en una misma frase. No sé tú, pero yo ya.
    Abrazo fuerte.

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