Intentó hablar, de verdad que lo intentó, armó ejércitos,
cavó trincheras, reunió votos y firmó tratados internacionales que finalmente
quedaron en letra muerta. Pero de verdad que lo intentó. Abrió la boca y… la
voz se le rompió en mil pedazos que nadie tuvo la decencia de intentar recoger,
se quedaron ahí, a la vista, palabras obscenamente quebradas en el suelo.
Preciosas en su derrota. Interminables.
(Cuentos, solo eran cuentos.)
Se le llenaron los ojos de lágrimas, había más agua en
aquellos ojos que en el Atlántico y el Mediterráneo juntos. Si te acercabas un
poco a aquel océano de lágrimas podías ver el barco de Ulises navegando hacia Ítaca,
en aquel mar lleno de monstruos.
Así que se quedó allí, plantada, con su sonrisa rota llena
de palabras maltrechas.
"Si te acercabas un poco a aquel océano de lágrimas podías ver el barco de Ulises navegando hacia Ítaca, en aquel mar lleno de monstruos."
ResponderEliminarYo también quiero lágrimas de ésas, con monstruos y héroes muertos.